Cómo Pueden los Docentes de Ciencias Servirse de las Técnicas Narrativas

Probablemente haya pocos estudiantes que no se hayan parado a pensar: «¿Por qué necesito aprender esto y para qué lo voy a utilizar?» en algún momento de su formación. Corresponde al docente responder a esa pregunta, ya que la conexión entre la teoría y su utilidad en la realidad es fundamental para que el alumno participe y comprenda la asignatura. La narración de historias puede servir para salvar esa distancia entre la teoría y la realidad, centrando la asignatura en el porqué de que los alumnos aprendan lo que aprenden.

«Hay dos cosas que la ciencia tiene que hacer: La primera es hablar del porqué, y la segunda es contar una historia». Atif Kukaswasdia, TEDx speaker

En una simulación de Labster, por ejemplo, se nos introduce en el juego con la misión de ayudar a nuestra abuela, a la que le han diagnosticado Parkinson hace poco, o resolver el misterio de que estén apareciendo animales muertos en las orillas de un lago.

Probablemente, el tipo más común de narración es el caso práctico. Conocemos los casos prácticos del ámbito empresarial, en los que se nos dan algunos antecedentes de una empresa y se nos presenta un problema al que se enfrentan. A continuación, el estudiante debe resolver el problema aplicando sus conocimientos teóricos. En esencia, esto pone al estudiante en el papel de escritor de la historia y le permite descubrir el final, todo ello mientras aprende sobre el tema de manera activa.

¿Deben las historias simplificar la ciencia?

Ni que decir tiene que la creación de estos casos prácticos puede ser un poco más complicada en la enseñanza de las ciencias. La ciencia se basa esencialmente en hechos, mientras que las historias se basan en la ficción, por lo que una fuente de preocupación para los profesores puede ser que muchos detalles y conceptos se pierdan al utilizar una historia.

Por ejemplo, ¿qué pasa si se dejan de utilizar términos científicos al tratar de comunicar conceptos de forma más sencilla? Es lógico que los docentes tengan esta preocupación, ya que son expertos en su campo y están acostumbrados a utilizar un lenguaje detallado y preciso. Sin embargo, una consecuencia del lenguaje detallado puede ser que la información resulte incomprensible para un alumno sin experiencia. ¿Merece entonces la pena el uso de los detalles y de la precisión?

En realidad, tanto el docente como el alumno pueden beneficiarse enormemente de desglosar la información y presentarla de forma más sencilla. Esto no quiere decir que haya que simplificarla. Por el contrario, debe percibirse como una forma de crear una base para el aprendizaje.

Piensa en los dos ejemplos siguientes de comunicación científica (sacados de la fantástica conferencia para TED de Tyler DeWitt, dirigida a docentes científicos):

«La replicación del bacteriófago se inicia mediante la introducción del ácido nucleico viral en una bacteria» frente a «Estos virus pueden empezar a hacer más copias de sí mismos introduciendo su ADN en una bacteria».

La primera frase es de un libro de texto de secundaria, y la segunda es la reformulación de DeWitt. ¿Cuál crees que era más comprensible para los estudiantes de secundaria?

Si se construye la enseñanza de las ciencias en torno a una historia sencilla,  se pueden ir ampliando poco a poco los detalles y a los alumnos les resultará más fácil comprender la información. Esto es posible cuando los fundamentos ya están establecidos, y los estudiantes pueden unir los nuevos conocimientos a los ya existentes. De este modo, la historia sencilla les proporciona el contexto necesario para comprender información más compleja.

Si se construye la enseñanza en torno a una historia basada en la vida real, también se pueden centrar siempre los nuevos aprendizajes en el porqué, y seguir recordando a los alumnos cuál es el propósito de lo que están aprendiendo y para qué pueden utilizarlo en la vida real.

Uso de científicos reales en los casos

Una de las formas de construir una historia práctica es hacerla girar en torno a relatos verídicos sobre las dificultades de ciertos científicos para adquirir los conocimientos y la información que los estudiantes están aprendiendo. Convertir las dificultades de los científicos en historias para la docencia ha demostrado tener efectos muy positivos en la participación y en el aprendizaje.

En concreto, se ha demostrado que aumenta el interés de los estudiantes por la ciencia, mejora su capacidad para resolver problemas y les ayuda a comprender que los científicos son personas muy trabajadoras. Una fuente de inspiración para crear este tipo de historias podría ser The Story Behind the Science y, por ejemplo, su historia acerca de Charles Darwin y su teoría de la evolución.

Uso de alternativas a los casos prácticos tradicionales

Otra forma de conseguir que el contexto de la vida real se vincule al aprendizaje y, al mismo tiempo, tener en cuenta los ritmos y estilos de aprendizaje individuales de los alumnos, es utilizar herramientas como los laboratorios virtuales de Labster. En el siguiente vídeo, nuestro director de tecnología, Michael Bodekaer, describe el uso de la narración en las simulaciones de Labster (consulta aquí la entrevista al completo).

Los laboratorios no solo proporcionan una conexión entre la teoría y la vida real por medio de un argumento, unos personajes, elementos divertidos y escenarios detallados, sino que también empoderan a los estudiantes, permitiéndoles aprender a su propio ritmo y a su manera (por ejemplo, viendo animaciones en 3D en vez de observar imágenes fijas y leer teoría).

Construye tu propia historia

Por supuesto, una última forma de utilizar historias en la enseñanza de las ciencias es crear tu propia narración. Para ello, hemos creado una lista de elementos que debe contener tu caso práctico:

  • Un escenario detallado (ubicación y momento)
  • Personajes relevantes, interesantes y cercanos
  • Una trama bien estructurada con una secuencia correcta de acontecimientos
  • Un problema, una dificultad o un dilema (muy importante para el compromiso emocional)
  • Una pizca de diversión y humor de vez en cuando (puedes plantearte añadir algún que otro detalle)
  • Relevancia y aplicabilidad en la vida real
  • Un final abierto que deje a los estudiantes en un estado mental de resolución de problemas

Si necesitas un poco de inspiración para poner todo esto en práctica, echa un vistazo a la historia de Tyler DeWitt sobre su tema científico favorito: los virus y cómo atacan (puedes avanzar hasta el minuto 01.59 para entrar directamente de lleno en su historia):

Con esto acaba nuestra propia historia.

Si has llegado hasta el final de nuestra pequeña historia, nos gustaría ofrecerte un buen final feliz a la antigua usanza en forma de tres conclusiones mágicas:

  1. Las historias crean un contexto y atraen a los alumnos a nivel emocional. Por eso, los hechos nunca deben presentarse aislados, sino  envueltos siempre en un cálido manto de ficción.
  2. Las historias deben responder a la pregunta que casi cualquier estudiante se ha hecho en algún momento de su educación: «¿Por qué estoy aprendiendo esto y para qué puedo usarlo en la vida real?».
  3. Puedes utilizar la narración como parte de la docencia científica contando las historias de científicos reales, o utilizando o creando tus propias historias sobre pequeñas bacterias felices, virus prepotentes y otras criaturas fantásticas del universo científico.

¿Te perdiste la parte en la que compartimos todo lo que necesitas saber sobre la narración de historias en el ámbito educativo y por qué funciona? Si es así, lee la primera parte de nuestra serie.

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