El Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH - UNAM), integrado por 5 planteles, es uno de los tres sistemas de educación media superior pública más relevantes que ofrece la Universidad Nacional Autónoma de México.
La Dra. Luz Angélica Hernández Carbajal es Bióloga Experimental egresada de la UAM Iztapalapa. Realizó estudios de maestría en el ICM y UNAM y realizó un doctorado en el Instituto de Investigaciones Filosóficas (UNAM). Actualmente es responsable en colaboración con 8 profesores más del grupo de trabajo Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS)- Biología Molecular del CCH Oriente, quienes a través de dos proyectos de “Iniciativa para Fortalecer la Carrera Académica en el Bachillerato de la UNAM” (INFOCAB).
Cuando la Dra. Luz Angélica Hernández Carbajal comenzó a usar Labster en sus cursos en el Colegio de Ciencias y Humanidades en la Ciudad de México, su meta era encontrar una herramienta de aprendizaje completamente inmersiva. Después de usar los laboratorios virtuales de Labster, la docente rápidamente se dio cuenta que estos simuladores eran diferentes a otros productos en el mercado. “Lo que está en red, que ha sido gratuito, no cumple con esta condición de ser ambiente de aprendizaje y además inmersivo”, comentó la Dra. Angélica. “Hay diferencia entre usar Labster y otros simuladores qué no son propiamente una inmersión virtual a un laboratorio — [los otros] usan exclusivamente alguna actividad que es interactiva. Labster hace que los estudiantes estén activos, interactuando en el ambiente que es el laboratorio”.
Al reconocer el valor de Labster, la Dra. Angélica decidió usar los simuladores de dos formas principales: como un reto donde los estudiantes aprenden por sí mismos usando el simulador o como una actividad integradora donde los estudiantes utilizan en el simulador todos los conceptos adquiridos previamente.
“El simulador permite retomar muchos conceptos”, comentó la docente. “Me encanta la manera en la qué se proponen las preguntas — son muy adecuadas y permiten valorar el desempeño de los estudiantes y su aprendizaje”.
Para la profesora, la estructura de los simuladores de Labster fue un gran diferenciador. La retroalimentación de los estudiantes, compartida con la profesora, también fue positiva.
“La forma en la que el simulador está estructurado — el escenario, el ambiente de aprendizaje que implica el simulador — fue bastante motivador para los estudiantes”, comentó la docente. “Para los estudiantes representó un reto y fue bastante agradable. Los estudiantes concretaron las actividades y emitieron sus juicios dónde consideran que fue una manera en la que se apropiaron también del aprendizaje ya que los simuladores representan problemáticas a resolver”.
Cuando la profesora envió una encuesta de satisfacción a sus estudiantes con una serie de preguntas sobre sus experiencias con Labster, el consenso general fue positivo.
Más de un 90% de los 53 estudiantes encuestados respondieron Bastante o Mucho a las siguientes preguntas sobre Labster:
Adicionalmente, un 96.2% de los estudiantes expresó satisfacción con la oportunidad de usar Labster en sus clases.
La Dra. Angélica también notó un cambio en los estudiantes y su capacidad en términos de argumentación.
“Los chicos podían explicar un poco más y de mejor manera o podían hacer referencia a lo que habían revisado en el simulador. Con eso, de alguna manera me dio una idea de lo visto en el simulador, pues si genera un cambio en el aprendizaje”, compartió la docente.
La Dra. Angélica comentó que otra de las razones por la cual recomienda los simuladores de Labster como herramienta de aprendizaje para bachillerato es debido a que son inmersivos para los estudiantes.
“El hecho de que el alumno, por sí solo, de forma individual se enfrente a estos retos — a estos escenarios — que no existen en sus escuelas, ya para mí es una ganancia”, comentó la profesora.
“Por ejemplo, simuladores donde encuentran equipos de secuenciación de ADN o donde se hacen prácticas con animales o se toman algunos otros equipos que no pueden ser adquiridos por la escuela representa una enorme satisfacción porque el ambiente de aprendizaje ya está”, añadió la Dra Angélica. “Lo único que tienen que hacer los estudiantes es entrar al simulador”.
Otro de los retos que la docente ha observado – y que Labster ha podido resolver – es la falta de equipos avanzados que a veces son necesarios para completar ciertos laboratorios presenciales en bachillerato.
“Cuándo tenemos este tipo de equipos, en los cursos que tenemos de forma extracurricular, ha sido tanta la intención de inscribirse que hemos tenido solicitudes de más de 100 estudiantes
y desafortunadamente sólo podemos atender a 36. Los equipos ya no nos dan”, dijo la Dra. Angélica. “Si estos equipos están inmersos en un simulador de antemano, los estudiantes ya tienen esta experiencia vivida con el simulador que los emociona y los motiva aún más y ¿por qué no después llegar a hacerlo de manera física a los laboratorios? Esta es una de las grandes ventajas qué propicia integrarse previamente al uso de estos simuladores”.
La Dra. Angélica concluyó con un consejo para otros docentes en cuanto al uso de Labster: “si tienen la oportunidad de entrar, adelante. Hay una gran oferta en cuanto tipos de laboratorios que se ofrecen, objetivos que se quieran cubrir y en consecuencia aprendizajes a lograr por cada una de las simulaciones”.
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